El arte de Coaching – Coaching y la escultúra

“Cada bloque de piedra tiene una estatua en su interior y es la tarea del escultor descubrirla.”
Michelangelo

Si vemos a un coach como un escultor, su tarea es descubrir el tesoro interior que existe en cada
persona: El tesoro del potencial.

El potencial humano es lo que una persona es capaz de ser y hacer. Lo interesante del potencial
humano es que no es algo fijo o predeterminado, pero está directamente relacionado con las
expectativas que tiene alguien de sí mismo. Por ejemplo, algunas personas piensan que valen 10
centavos y que nunca podrán convertirse en digamos, 20 centavos. Frecuentemente este tipo de
creencia ha sido el resultado de bajas expectativas que fueron expresadas por personas cercanas
como los padres, maestros o la pareja. La repetición de estas bajas expectativas puede convertirse
con el tiempo en una baja autoestima y creencias bloqueadoras como “soy unos 10 centavos como
siempre me dijeron eso…ni modo”. Personas con estas creencias suelen evitar riesgos y crear
barreras en su desarrollo personal y profesional.

Un coach tiene la capacidad para percibir que esta persona tiene el potencial de ser 50 centavos o
incluso mucho más. La tarea principal del coach es que el coachee logre descubrir y reconocer su
propio potencial.

Un coach-escultor trabaja a nivel de creencias. La primera tarea del coach-escultor es sacar todo lo
irrelevante. Utilizando preguntas poderosas como martillo, se están rompiendo y sacando las
creencias bloqueadoras. Al mismo tiempo el escultor ayuda a sacar la fuerza, pasión e inspiración de
la persona para poder construir creencias potenciadoras, que dan forma y alma a la estatua.
Creencias potenciadores como “soy valioso”, “nunca me rindo”, “sí, es posible lograrlo” ayudan a
que una persona tome los primeros pasos hacia el logro de su potencial.

El trabajo de un coach-escultor puede ser arduo; una linda estatua no se hace a lo rápido. El proceso
de coaching implica tiempo para que la persona logre descubrir quién es y quién realmente quisiera
ser. En este proceso creativo, lentamente aparece la estatua. Lo que empezó como un bloque de
piedra con un valor de unos 10 centavos se convirtió en una bella estatua valiosa, un verdadero
tesoro.

¿Es el coach quien hizo la estatua? No. Todo lo valioso siempre estaba presente dentro de la piedra,
esperando solamente a ser descubierta y liberada.